Celeste

María Fernanda Camarena y Gabriel Rosas Alemán
Del 17 de octubre de 2020 al 14 de febrero de 2021

 

 

Según los taoístas, hay que advertir el peligro de fijar el sentido de la realidad: son de temer los que se aferran a las palabras para presumir cierta superioridad y ejercer un supuesto control. “Dónde encuentro un hombre que haya olvidado las palabras para poder hablar con él” reza una frase taoista dentro de uno de los libros del taoísmo chino Zhuang Zi*.

 

Se busca a alguien que salga de los lugares comunes, que no tenga la palabra presta que difícilmente ilumina, busco quien sepa callar, quien sepa escuchar y acompañar sin juicio. Quien con humildad interrumpa el silencio para decir algo impostergable. Celeste es el espacio vacío, libre para poder ser habitado. Vocablo derivado de cielo que a su vez significa cóncavo, hueco, vacío: la bóveda que precisa estar vacía para poder significar.

 

María Fernanda y Gabriel atinan una palabra para nombrar su lenguaje pictórico silente. Grandes lienzos que se recorren, movimiento astral sutil. Azul. Abstractos que son sujetos de significantes varios, dependiendo de la mirada de quien observa, también en silencio.

 

Si los museos son espacios de sanación es porque el remedio es decisión de quien resuelve dejarse arrobar por lo que tiene enfrente, de quien queda fuera de sí para poder regresar distinto.

 

Dos sucesos brutales anticiparon la muestra. Celeste es la primera exposición con la que el MAZ reabre sus puertas tras varios meses de clausura por una pandemia. Una epidemia que recorre aprisa el mundo por los cielos de las aeronaves, una vía antes inusitada. Poco tiempo antes una marea verde revuelca el statu quo y hace tambalear de cabeza tanto a hombres como a mujeres. Nunca más sin ellas, sin nosotras.

 

*En Filosofía inacabada, de Marina Garcés.

 

 

Viviana Kuri