Sala Abierta 17 – D-DUE

Batea, 2018
Un proyecto de Maison D-due para Staub
Video
11’17”
Del 7 de mayo al 2 de junio, 2022

Sala Abierta es un espacio intangible que forma parte de las galerías del MAZ.

Batea es el resultado de la colaboración entre D-due y Staub, firmas de diseño de moda y menaje de cocina respectivamente. La unión ha surgido de los rasgos comunes que las definen: los altos estándares de calidad tanto en el diseño como en la producción, donde se funden el trabajo artesanal con el industrial; y un fuerte arraigo a los territorios en los que se asientan, Galicia y Alsacia. Esa mirada hacia lo vernáculo es, precisamente, la que ha hecho que sus creaciones nazcan desde la sabiduría de lo aprendido y perfeccionado generación tras generación, trascendiendo como diseños que son, por derecho propio, paradigma de la creatividad de ambas culturas.

 

Los valores descritos son los que el artista Álvaro Negro ha querido plasmar en Batea, donde las icónicas cocottes de Staub viajan de la mano de un personaje anónimo vestido de Maison D-due a la ría de Arousa. La película capta el paisaje y el paisanaje sin filtros, desde un punto de vista que percibe la realidad circundante en sincronía con el balanceo del mar. En todas las imágenes hay un temblor, un ritmo contagiado, bien por el sonido de los motores, bien por el de las olas, bien por las voces de los marineros o los silencios de los peces en cubierta. Los otros personajes son la propia ría, la luz entre el cielo y el mar, una playa y sus rocas, caballas, mejillones, nécoras y un pulpo que se cuece «a la gallega» después de haberlo «asustado». El protagonista, quizás angélico, es un ser extraño al hábitat que comienza un viaje desde la posición de mero observador, y que según evoluciona la acción, se intuye una transformación que hace que termine por empaparse.

 

Una batea es una embarcación, una plataforma que se coloca en el mar para la cría o cultivo de mejillones y otros moluscos, y es un elemento típico en el paisaje marino de Galicia.

 

Pulpo a la gallega

  1. Es muy importante ablandar el pulpo antes de cocinarlo, tradicionalmente lo hacían golpeándolo contra una piedra. Como alternativa podemos congelarlo, el resultado es prácticamente el mismo, ayuda a que la carne quede más tierna. Así que lo único que debemos hacer es congelarlo, si lo hemos comprado fresco, o comprarlo directamente congelado.
  2. Sacamos el pulpo un día antes del congelador y lo pasamos al frigorífico para que se descongele. Es importante hacerlo en una cazuela o un bol grande, pues va a soltar mucho líquido y puede desbordar.
  3. A la hora de cocinar, lo pasamos un poco por agua fría para quitar posibles impurezas.
  4. Ponemos una cazuela al fuego con abundante agua. No añadimos sal, pues el pulpo se sala al final, en la presentación.
  5. Cuando rompa a hervir: añadimos el pulpo, lo cogemos por la cabeza y “lo asustamos”. Esta técnica consiste en meter y sacar el pulpo tres veces de la cazuela para conseguir que se quede tieso y no se le caiga la piel durante la cocción.
  6. Cocemos el pulpo durante unos 35-40 minutos a fuego medio dependiendo del tamaño (lo normal es cocer un pulpo de 1,8 kg – 2 kg, con 30-35 minutos es suficiente).
  7. Hay que pincharlo de vez en cuando para ver cómo está de duro.
  8. Mientras se está cociendo, pelamos, lavamos y troceamos las patatas a la mitad. Reservamos.
  9. Cuando acabemos de cocer el pulpo lo dejamos reposar unos minutos y luego lo sacamos a una fuente.
  10. En la misma agua echamos las patatas y cocemos durante 15 minutos. Si no quieres que cojan el color rosado, puedes hacerlas en otra cazuela.
  11. Cortamos el pulpo con unas tijeras de cocina, las patas en trozos de 1 cm de grosor y la cabeza en pedazos pequeños.
  12. Lo servimos en plato de madera con una base de patatas. Salamos con sal gorda, espolvoreamos con el pimentón (picante o dulce) y rociamos con un poco de aceite de oliva virgen extra.

 

 

D-due es un estudio creativo que no se limita a la indumentaria. Inspiradas en el medio rural de Galicia, las piezas son un diálogo entre la profesión de sastre y el entorno físico.

 

Charo Froján es la conexión con el taller, el desarrollo técnico, volumétrico y la ingeniería de la confección de D-due. Se formó en Diseño de moda en Barcelona y posteriormente vivió en Milán, donde completó los conocimientos técnicos en la sastrería y los tejidos. Su interés por el patronaje tiene su origen en el entorno y el negocio familiar, un taller de confección fundado por sus padres en la zona rural de Galicia en 1960. Actualmente se confeccionan las prendas de D-due en el mismo sitio.

 

Alfredo Olmedo está a cargo del desarrollo conceptual, dibujo y creación artística de los diseños de D-due. Con las referencias culturales y estéticas de haber pasado su infancia en la librería y el taller de artes gráficas familiar, se formó en Diseño gráfico en Barcelona. La colaboración con diferentes artistas y proyectos de moda le llevó a coincidir con Charo y a formar parte de D-due.

 

d-due.com

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