Estación Flotante | Taka Fernández

Del 24 de marzo al 12 de mayo de 2019

 

Uno de los ejes fundamentales del trabajo de Taka Fernández ha sido la exploración del paisaje. No sólo como una representación formal del espacio o la búsqueda de un mero marco contextual determinado, sino el paisaje aspectado como receptáculo del paso del tiempo, tanto de la actividad ecológica como de la humana, asimilando al paisaje como un protagonista activo de la historia.

 

En el año 2013, realizó la exposición Capítulo 20, el enjambre y el eco nebuloso, en la que a la par de una serie de pinturas de gran formato con el tema de los manglares, incluyó un artefacto escultórico: una torre de madera montada sobre una plataforma de paneles de plástico. Construida como un prototipo, se ideó con el objetivo de servir como un lugar de observación y contemplación, así como de taller nómada de dibujo y pintura, para al mismo tiempo funcionar como testigo y catalizador de los procesos sociales y ecológicos de las zonas visitadas.

 

El prototipo de la estación era muy pesado, por lo que en el 2015 la Estación Flotante de Contemplación Activa (E.F.C.A.) fue rediseñada para poder flotar sobre el agua. En dos ocasiones fue llevada a los manglares de la laguna de Manialtepec, Oaxaca. La primera estancia fue de 15 días y la segunda de mes y medio. Por tercera vez en el año la estación se emplazó a la presa Allende, San Miguel Allende, con una estancia de una semana.

 

Su funcionamiento se desprende del concepto taoísta formulado en el I Ching sobre la contemplación, que tiene como imagen una torre articulada como observatorio. Este dispositivo funciona con dos perspectivas, por un lado es una plataforma desde la cual se tiene una visión amplia del entorno y por otro lado destaca del entorno permitiendo a su vez ser observado.

 

Como apéndice de la E.F.C.A se desprende una escultura/símbolo recurrente en el trabajo del artista. Basado en los procesos de expansión y de contracción del universo,  la escultura materializa las fuerzas duales que se complementan tales como receptor y emisor, tiempo y espacio. El olin es el símbolo del movimiento de esas fuerzas, es representado por la mariposa en la iconografía náhuatl.