Nueve años caminando en las laderas | Helen Mirra

Del 10 de diciembre de 2020 al 25 de abril de 2021

 

El trabajo que presenta la artista Helen Mirra es parte del  resultado de poco más de nueve años en los que su quehacer fue caminar día tras día por diferentes topografías.

 

Caminar, escribir e hilar son actividades cotidianas, todas hechas en el tiempo presente, logrando el registro del tiempo a través de la acción, como una forma de meditación en movimiento.

 

Así, lo que vemos hoy expuesto es tiempo, tiempo en presente. La trascendencia de las piezas está en el proceso de hacer, de despertar y caminar, de caminar y urdir: tomar los hilos de lino, lana y seda y llevarlos a una composición cuyo valor y belleza radican no sólo en los materiales, tintes naturales y formas sencillas, sino también en la concreción de un tiempo presente: el ser y el hacer, el hacer para ser.

 

Algunas de las piezas son impresiones hechas con barras de aceite sobre lino crudo ligero. Las estampas directas de ejemplares de materiales fueron recogidos por la artista como registros hechos a lo largo de la caminata de un día en la dirección de su recorrido. En otros casos, en cambio, escribe un texto de cinco, siete o nueve palabras que registran las condiciones durante la caminata; la compilación del texto se convierte en otro tipo de índice de campo. Las impresiones o la escritura son únicamente un registro parcial; la caminata es lo que permite el proceso.

 

Las piezas de telar son una transformación en hilos de los movimientos del cuerpo de la artista, sus manos trabajando, los ademanes repetidos de sus brazos, su ser atento. El tamaño de la pieza lo determinan dos telares distintos. Cada una se hizo en un mes de diferentes años y llevan por título el nombre del mes en esperanto.

 

Los Waulked Triangles (triángulos plegados) se tejieron en un gran telar triangular. Cada textil lleva lana de dos ovejas negras, que cambia de una a la otra a medio camino. Aparecen tres tonos negros: los de la lana de cada oveja y uno de la mezcla de ambas. Esos tres negros apenas se distinguen uno de otro salvo por una tira de color que las delimita, teñida con hongos recogidos, trazada en cada pieza. Cada triángulo inexacto se dobla sobre un soporte de madera de cedro.

 

La obra de Helen Mirra es, entre varias cosas, una invitación a reflexionar acerca de las acciones cotidianas que llevamos a cabo, la relevancia de nuestras decisiones y las consecuencias que éstas tienen en nosotros y en nuestro entorno.

 

Pone como condición a su trabajo y a las instituciones que lo albergan no comprar ni producir mobiliario u objetos nuevos, no utilizar plásticos ni materiales tóxicos. Así como Helen Mirra es respetuosa del entorno, colaborar con ella implica asumir el mismo compromiso y aprender a optar por maneras distintas de hacer las cosas.

 

La artista comenta acerca de cómo los espectadores pueden interpretar su trabajo en una galería: “Es como caminar todo el día bajo la lluvia y de pronto entrar y ponerse ropa seca, o dormir y estar despierto, o viceversa. Una galería es un hábitat minimalista provisional, y una especie de albergue… Quizás una vida examinada se vive mejor al aire libre, con el constante recordatorio de su interdependencia, y el espacio de exposición es una útil pero fugaz ficción de autonomía de las obras de arte, para ponerles otro tipo de atención”.

Viviana Kuri