Unfolded

Gonzalo Lebrija
Del 5 de junio al 6 de septiembre de 2015
Unfolded / Desdoblamiento

 

Algunos deseos persisten a lo largo de la historia de la humanidad: el deseo de volar y el anhelo por el oro. Sabemos de la codicia por el oro desde la antigüedad. La palabra latina para oro (aurum) tiene su origen en la raíz indoeuropea aus que significa brillo del sol naciente. Quizá fue Ícaro el primero en volar, pero tras conseguir el vuelo desafió órdenes divinas al acercarse demasiado al sol y acarreó el desenlace fatal.

 

El aprecio por el oro viene de tiempos remotos por la belleza que se le atribuye a su resplandor, pero también por ser incorruptible: no se oxida ni corroe, sólo reacciona con el agua regia. Es el más dúctil y maleable de los metales, por su relativa rareza comenzó a usarse como moneda de cambio. El oro es más antiguo que el Sol: son pequeños fragmentos de estrellas de neutrones que se fusionaron en nuestra galaxia mucho antes de que naciera el astro. Este oro procedente del espacio se volvió parte de la formación de la Tierra, del resto del sistema solar y del mismo Sol.

 

La muestra Unfolded se compone de seis aviones desdoblados, cada uno fijo en un soporte cuadrado de madera de arce de gran formato, bañados en hoja de oro. Cada pieza se descompone en varios paneles individuales que están ensamblados entre sí, uniendo la superficie creada por los pliegues en tres dimensiones. Junto con la extensión y los ocho metros de altura de la sala que los contiene, los dorados evocan los espacios para la contemplación, para la comunicación con lo sacro. El guiño a artistas como Mark Rothko está presente en particular al pensar en la Rothko Chapel. Unfolded hace una clara referencia a Yves Klein no sólo por sus monocromos dorados sino también por obras como Saut dans le vide, 1960 (Salto al vacío), y en específico a los Mensajes de Mathias Goeritz a los que él mismo se refería como “oraciones plásticas” y quien veía en el oro un material espiritual.

 

Unfolded es quizá la última obra en la que Gonzalo Lebrija utiliza el avión como tema en su trabajo. En el video Éxodo (2001), por primera vez aparece un avión de papel que vuela desde el último piso del que fuera el edificio más alto de Guadalajara, seguido por varios más que planean hasta quedar inertes en la banqueta. Lebrija organizó un concurso entre los burócratas de aquel edificio para que ganara el avioncito que mejor planeara hasta la superficie. Condominio Guadalajara (2001), es una pieza formada por fotocopias tomadas de las fotografías de cada uno de los avioncitos protagonistas de Éxodo. En 2005 el artista inmoviliza el avión en acero inoxidable y crea la escultura Concorde en gran formato. De ese mismo año es Playing High, una serie cronológica de cinco fotografías que refieren a la pintura Regentes del hospital de santa Isabel en Haarlem (1641), de Frans Hals. En estas imágenes encontramos el avioncito en manos de personajes encorbatados que extrañamente terminan por distraer su atención de los libros y puros para fijarla con interés en el juguete.

 

Hay un paso más que precede a Unfolded: una hoja de papel en la que podemos ver claramente los dobleces abiertos, trazos de lo que fue un avión ahora plano e imposibilitado para el vuelo en Unfolded paper plane, 2012 (Avión de papel desdoblado).

 

Ahora los desdoblamientos luminosos que propone el artista funcionan como símbolos religiosos y poéticos. Como la luz que se refracta a través de los vitrales de un templo, los cuadros dorados reverberan por el espacio y recuerdan los juegos formales con la luz que Luis Barragán exploró.

 

El término “unfold” contiene entre sus significados el de secuencia, revelación y desenvolvimiento, por ejemplo de un relato. En Unfolded Gonzalo Lebrija reúne dos de los afanes más antiguos que tiene el hombre –el vuelo y el oro- y al hacerlo propone una comunión en el espacio entre el relato de nuestra historia, la urgencia de lo imposible y el origen de la vida.

 

Viviana Kuri

 

Unfolded

Gonzalo Lebrija

From June 5th to September 6th, 2015

 

Certain desires have persisted all through human history: the desire to fly and the longing for gold. We know that men have lusted for gold since ancient times. The Latin word for the metal (aurum) derives from an Indo-European root (aus) that signifies the light of the rising sun. Icarus was perhaps the first human being to fly, but in doing so he defied the divine prohibition of approaching too near to the sun, bringing about his own fatal downfall.

 

The love for gold has existed from time immemorial, not only on account of its splendor and beauty, but also because of its incorruptible nature. It neither rusts nor corrodes, reacting only to agua regia. It is the most ductile and malleable of metals, and owing to its relative rarity it began to be used as a medium of exchange. Gold is even older than the sun: it is the result of tiny fragments of neutron stars that fused in our galaxy long before the existence of the sun. This gold from space contributed to forming the earth, the rest of the solar system, and the sun itself.

 

The exhibition Unfolded consists of six unfolded paper airplanes, each one attached to a square, large-format maple support and bathed in a layer of gold leaf. Each piece is made up of several individual panels, the different folds creating a surface in three dimensions. Together with the dimensions of the works themselves and the height of the ceilings of the exhibition space (eight meters), the gilding evokes a space for contemplation, for communion with the sacred. There are nods in the direction of artists such as Mark Rothko, in particular the Rothko Chapel. The gold monochrome of Unfolded also clearly alludes to works such as Yves Klein’s Saut dans le vide (1960) and specifically to the Mensajes of Mathias Goeritz, which the artist himself referred to as “visual prayers,” seeing in gold a spiritual material.

 

Unfolded is perhaps the last work in which Gonzalo Lebrija uses the airplane as a theme. In the video Éxodo (2001), a paper plane appears for the first time, flying from the top floor of what was then the highest building in Guadalajara, followed by others that glide down onto the sidewalk. Lebrija organized a competition among the office workers of the building for the paper plane that glided best. Condominio Guadalajara (2001) consists of photocopies of the photographs taken of each one of the paper airplanes in Éxodo. In 2005 the artist immobilized an airplane in stainless steel and created the large-scale sculpture Concorde. From the same year is Playing High, a chronological series of five photographs that allude to Franz Hals’s painting Regents of the St. Elizabeth Hospital of Haarlem (1641). In these images we find the little airplane in the hands of a figures in neckties who end up, curiously enough, distracting our attention from the books and cigars and focusing it on the toy.

 

There is another step before Unfolded: a sheet of paper on which we can clearly see the open folds, traces of what was once a paper airplane, now flat and rendered unfit for flight, in Unfolded Paper Plane (2012).

In the case of Unfolded, the luminous folds proposed by the artist function as religious and poetical symbols. Like the light refracted through the stained-glass windows of a church, the gilded pictures reverberate in space and recall the formal interplay of light and shadow in the work of Luis Barragán.

 

Among its many connotations, the notion of unfolding includes those of sequence, revelation, and the development, for example, of a narrative. In Unfolded, Gonzalo Lebrija has combined two of humankind’s most ancient yearnings: flight and gold. In doing so, he suggests a communion in the space between the account of our history, the urgency of the impossible, and the origin of life.

 

Viviana Kuri